Creo que entre las primeras cosas que te planteas cuando tienes un@ hij@ es el tema de la trascendencia: ¿de qué manera influimos en las nuevas generaciones para mejorar como sociedad, como seres humanos? No sé si es una pregunta que se haga todo el mundo, yo me la he hecho y muchas veces.
Este asunto de trascender a través de la siguiente generación y al mismo tiempo ayudarles a descubrir su propia individualidad y no terminar en el mueble de un psicólogo debatiendo hasta qué punto estamos resolviendo nuestras propias frustraciones; es toda una hazaña. Al final no sabes si lo estás haciendo bien sino en retrospectiva.
Pues gracias a esa retrospectiva me he sentido satisfecha en varias ocasiones que quiero compartir, quizás una de las más pequeñas pero creo que más importantes es que mis chamas no toman refresco. En varias ocasiones, sobretodo en fiestas infantiles, les ofrecen refresco y ellas dicen muy lindas "No gracias. ¿Tiene jugo? Entonces agua está bien?" En ese momento soy increíblemente feliz. Quizás más adelante cuando sean adolescentes tomen algún refresco ocasional pero no será un vicio terrible.
Otro momento de satisfacción fue cuando en una conversación con otros papás y mamás junto con los compañeros de clase de Sophi, hablábamos de reunirnos en vacaciones y surgió la opción de encontrarnos en la feria de un centro comercial. Sophi que escuchaba atentamente aportando ideas preguntó inocentemente que de qué feria hablaban, si era la feria del libro. En ese momento caí en cuenta que mis hijas no tienen en su cotidianidad el concepto de "feria" como el lugar donde se aglomeran los restaurantes de comida rápida en los centros comerciales porque para nosotros no es parte de nuestros hábitos ir de paseo a esos lugares ni comer en esos restaurantes. En cambio sí lo es las diferentes ferias del libro que se hacen a lo largo del año en la ciudad. Estoy segura que cuando sea adolescente esto cambiará pero seguramente será una fase y no un espacio habitual.
Ahora que las niñas están más grandes, también he tenido que enfrentar otro tipo de situaciones, especialmente en el contexto de las discusiones. No es fácil encontrar un equilibrio entre la autoridad que significa ser madre y tomar decisiones definitivas en cuanto algunos aspectos como la comida que van a comer y debatir con las niñas cosas que suelen ser negociables como el tiempo de televisión o de esparcimiento. El resultado ha sido que mis hijas han aprendido a cuestionar las cosas más insólitas con bastante frecuencia y esto puede resultar agotador e incluso exasperarte pero intuyo que será una siembra que cosecharemos más adelante en el carácter que tengan cuando sean adultas. Espero no estar equivocada.
Creo que el meollo de este asunto es ayudarles a construir un criterio que les permita tomar decisiones dentro del contexto en que les toque vivir. La sociedad en la que yo crecí es definitivamente muy diferente al de ellas. Precisamente su esencia como seres humanos, sus valores, serán lo que les permita tener una postura ante la vida que les permita construir un mundo diferente, esperemos que mejor.